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Cuidar nuestras vidas y los medios que la sustentan: el imperativo de hoy




Un extracto del artículo “Safeguarding our lives and our livelihoods: The imperative of our time”, de McKinsey.


¿Cuáles son los impactos económicos cuando una sociedad se encuentra en un período de confinamiento y debe tomar distancia física?, ¿qué les sucede a las personas en términos de su comportamiento de compra y otros comportamientos?


La batalla contra el virus y el declive de nuestra economía comienza luchando contra el mismo. Aún no sabemos cuánto nos tomará reabrir todo, pero lo que sí sabemos es que los confinamientos funcionan para contener el virus.


Sin embargo, además de la preocupación sobre el impacto en la vida humana, existe el temor sobre la grave recesión económica que puede resultar de esta larga batalla contra el coronavirus, y esto pasa porque se cierran negocios y las personas pierden sus empleos.


Y aunque los gobiernos hayan inyectado cantidades enormes de liquidez para apoyar la economía y los negocios. Pero, ¿realmente esto funcionará?


La realidad es que si le das mil o 3 mil dólares a una familia que no tiene trabajo, ¿creemos que lo van a gastar? ¿O lo van a ahorrar? En el caso de Estados Unidos y varios países lo que vemos es que están ahorrando.


Además, en términos de comportamiento económico, McKinsey encontró que entre el 42 y el 50% de los gastos no esenciales han desaparecido: la gente no compra carros, no vuela, no viaja, no compran equipos caros (tal vez celulares) y esto afecta directamente el PIB de un país.

Los impactos de un confinamiento en el consumo y la actividad económica


Una caída en los gastos no esenciales se traduce en una reducción de aproximadamente el 10% en el PIB, sin considerar los efectos de segundo y tercer orden. Esta es una situación sin precedentes en la historia moderna.


Y cuanto más tiempo se establezca un bloqueo, peor será el impacto en nuestras vidas. “Con el 25% de los hogares estadounidenses viviendo de sueldo en sueldo y un 40% de estadounidenses incapaces de cubrir gastos inesperados de $ 00 sin pedir prestado, el impacto de las cuarentenas prolongados para muchas, muchas personas, será catastrófico”.


Claramente es importante cuestionarnos sobre el estrés que esta pandemia genera en nuestros sistemas de salud y pensar que miles, sino millones de personas, podrían morir. ¿Pero podríamos cuestionarnos también si esto podría causar un sufrimiento humano mucho mayor al dañar permanentemente nuestra economía?


Vemos una enorme energía invertida en la supresión del virus, mientras que muchos recomiendan medidas aún más rápidas y rigurosas. También vemos una enorme energía invertida en estabilizar la economía a través de respuestas de políticas públicas. Sin embargo, para evitar daños permanentes en nuestros medios de subsistencia, necesitamos encontrar formas de "cronometrar" este evento: pensar en cómo suprimir el virus y acortar la duración del shock económico. ¡Y debemos hacer las dos cosas ahora!


Para resolver tanto el virus como la economía, necesitamos establecer comportamientos que detengan la propagación del virus y trabajar hacia una situación en la que la mayoría de las personas puedan regresar al trabajo, a los deberes familiares y a la vida social.

Haciéndolo real: cómo podríamos resolver esto


China experimentará una desaceleración aguda pero breve y se recuperará relativamente rápido a los niveles de actividad previos a la crisis.


Si bien se espera que su PIB caiga en el segundo trimestre de 2020, algunos signos de vida normal ya se ven en el país asiático y en este escenario, el crecimiento anual del PIB de China para 2020 terminaría más o menos plano, eliminando el crecimiento del 6% que se esperaba a principio de año.


Y para el 2021, su economía estaría en camino de recuperar su trayectoria anterior a la crisis, si no se ve afectada negativamente por los acontecimientos en el resto del mundo.


En este escenario, el virus en Europa y los Estados Unidos se controlaría de manera efectiva con dos y tres meses de cierre económico. La política monetaria y fiscal mitigaría algunos de los daños económicos, de modo que podría comenzar un fuerte repunte después de que el virus estuviera contenido al final del segundo trimestre de 2020.


En un escenario oscuro, en el cual no seamos tan efectivos controlando el virus o mitigando los daños económicos que resulten como consecuencia de la pandemia, los resultados económicos a finales de este 2020 y durante los próximos años serían aún más severos.


En este escenario, China se recuperaría más lento y se vería afectado por la caída en sus exportaciones al resto del mundo. Su economía podría enfrentar una contracción potencialmente sin precedentes.


Estados Unidos y Europa también podrían enfrentar resultados graves en este escenario. Podrían no contener el virus como se espera y verse obligados a implementar alguna forma de distanciamiento físico y cuarentenas durante todo el verano, lo que podría terminar produciendo una disminución en el PIB a un ritmo anualizado de 35 a 40% en el 2º trimestre, con las principales economías de Europa registrando un rendimiento similar.


En esta situación, la política económica no podría evitar un gran aumento en el desempleo y el cierre de negocios, creando una recuperación mucho más lenta incluso después de contener el virus. En este escenario más oscuro, podría pasar más de dos años antes de que el PIB se recupere a su nivel anterior al virus.

En cualquiera de los escenarios, el impacto económico no tendría precedentes para la mayoría de las personas que viven hoy en economías avanzadas.

Por eso, el objetivo de este texto es para emitir un llamado a la acción: tomar las medidas necesarias para detener la propagación de este virus y el daño a la economía tan rápido como sea humanamente posible.


Proponemos avanzar rápido para establecer Protocolos de Comportamiento completos y claros que permitan a las autoridades liberar de manera segura algunas partes de las medidas generales de las cuarentenas, y que dificultan continuar con nuestros medios de trabajo y subsistencia.


Esto solo puede funcionar si también encontramos mecanismos de aplicación aceptables para estos protocolos, para que no corramos el riesgo de imponer demandas socialmente inaceptables.


Estos protocolos son pautas sobre cómo debemos operar nuestros negocios y proporcionar servicios en condiciones de pandemia. Algunos de estos protocolos ya están en uso. ¿Podríamos adoptarlos de manera más amplia?


Los profesionales de la salud trabajan en hospitales donde el virus vive; tienen reglas estrictas con respecto al funcionamiento de sus tareas, movimientos y comportamientos para mantenerlos a ellos y a sus pacientes a salvo. ¿Podrían más negocios operar de manera segura con este tipo de reglas?


En las fábricas de alta tecnología en China hoy, cada persona debe haber pasado una prueba COVID-19. Todos. ¿Cómo se sentiría al ingresar a un avión hoy, si supiera que todos los pasajeros, miembros de la tripulación y trabajadores de mantenimiento en contacto con el avión han dado negativo por el virus?


Algunos restaurantes ya han cambiado completamente a la entrega a domicilio, cambiando su modelo de negocio y protocolos para adaptarse al virus. ¿Podría operar su propio negocio de servicios de manera segura adoptando nuevos protocolos?


Estos protocolos son técnicamente posibles. La tecnología actual y el análisis de datos pueden ayudar a rastrear y predecir los niveles de amenaza de infección a segmentos y áreas de población vulnerables; los protocolos y las intervenciones de salud pública pueden ajustarse también de manera dinámica para proporcionar protección cuando y donde sea necesario.


Como dijo Angela Merkel en un llamamiento a Alemania: nuestra capacidad para superar esta crisis dependerá principalmente del comportamiento de cada uno de nosotros. Los confinamientos iniciales e inmediatos son necesarios para romper la propagación del virus y salvar vidas. Creemos que con los protocolos correctos y las personas que siguen estos protocolos, las restricciones de bloqueo pueden liberarse gradualmente más temprano que tarde.


La pregunta es: ¿puede el mundo trabajar lo suficientemente rápido en estos protocolos, y podemos obtener la aceptación de la sociedad para hacerlos cumplir? Si es así, deberíamos poder controlar el virus, suavizar la inevitable crisis económica a niveles sostenibles y salvaguardar nuestras vidas y nuestros sustentos de vida.


Ese es el imperativo de nuestro tiempo.





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